El miedo es una de las emociones más potentes y primitivas. Permite que sobrevivamos ante lo peligros porque nos llama a evitarlos o reaccionar rápidamente. No cabe duda de que el miedo es una sensación bastante desagradable y compleja, incluso es tan fuerte que nos puede imposibilitar para realizar cosas o tomar decisiones. Más aún, en estos momentos en que el mundo está aprisionado por el temor, me parece el momento adecuado para explicar cómo convertir tus miedos en éxitos.
Hagamos una disección del miedo. La primera característica fundamental es que existe en nuestra cabeza, y si lo piensas bien, sufrimos más en la imaginación que en la realidad. Ese miedo es una sensación propia tuya, de nadie más y nadie más te la puede quitar, solamente tú. Aquí recae la responsabilidad de tratar este miedo en ti y solo en ti. Si seguimos escudriñando encontramos el riesgo de tomar acción como una característica del miedo, de tirarte al agua, de intentar esa cosa nueva, aunque sea un sueño que tienes desde hace años.
Otro rasgo es la falta de capacidad o habilidades que posees para completar la acción o tarea. Si a lo mejor no sabes nadar, tienes miedo de tirarte al agua.
La incertidumbre es cuando no estás seguro de cuál va a ser el resultado, el temor al fracaso o de qué va a decir la gente sobre ti. Cuando vivimos en la incertidumbre, como seres humanos, tenemos el instinto de ver las cosas como si fuera el fin del mundo.
Finalmente, la vulnerabilidad se presenta en una situación en la cual estamos incomodos. Es una sensación que acompaña al miedo y verdaderamente nos congela en el lugar sin poder avanzar ni conseguir nuestros sueños, y hasta nos impide intentar cosas nuevas. Normalmente cuando una situación de estas se presenta, saltamos a dar una solución de manera reactiva y es ahí donde nos retiramos, escapamos o postergamos y buscamos excusas para no hacer lo que tanto queremos realizar.
Como ya lo hemos estudiado cuidadosamente, vamos a tornar el miedo a nuestro favor. Para lograrlo te propongo tres pasos que simplifican esto en un proceso manejable y te respaldarán como guía cuando estés en una situación que identifiques como vulnerable.
El primer paso es realizar una lista de tres columnas. En la primera titulada como “definir” enunciarás tus sueños que no has podido lograr por algún temor. La segunda columna es “prevenir”, y anotarás todas las acciones que puedes realizar para prevenir que el resultado sea un desastre. Por último, la columna “reparar” contendrá las acciones que arreglarán el desastre si ocurre. Recuerda escribir esto porque lo escrito se materializa, lo que queda en nuestra cabeza no. Ten presente que aquí nos hemos enfocado en el peor escenario posible.
El segundo paso es preguntarte qué beneficios puedes obtener al hacer el intento de tener, aunque sea, un éxito parcial. En este paso somos cautelosos y consideramos los beneficios de tener dicho éxito. Cuando piensas en beneficios, piensa en todos los que aplican, ya sean emocionales, financieros, físicos, sociales y demás. Ponemos el énfasis en la recompensa.
El tercer y último paso es preguntarte cuál es el precio que pagas por no tomar acción. Piensa en el impacto a corto, mediano y largo plazo. ¿Qué pasa si no lo haces en seis, doce y treinta y seis meses? Creo que ver lo que te puedes perder da más miedo que la lista de consecuencias de un fracaso. El enfoque de este paso está en sobrepasar ese miedo para ver de qué nos estamos perdiendo o, en otras palabras, todo lo que podemos lograr si lo vencemos.
Fíjate en cada enfoque: hemos abordado el miedo desde sus consecuencias, los beneficios y lo que nos perdemos si no lo enfrentamos. Este proceso que te ofrezco permite estar preparado para tomar acción y prevenir malos resultados o repararlos en caso de fracasar. Al mismo tiempo, te muestra lo que puedes ganar tomando acción y obteniendo, aunque sea, un éxito parcial, pero lo más poderoso es ver frente a tus ojos es lo que pierdes si no actúas. Prepárate y toma acción, esa es la conclusión. Recuerda que para superar el miedo no siempre tomarás el camino más fácil, pero sí debes ir por el más conveniente, porque sobrepasarlo ya es un éxito por sí mismo.
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